Marvin escribe una carta a la epilepsia en donde cuenta sus experiencia de vida y cuenta cómo salió adelante en sus momentos más difíciles, sus enseñanzas y aprendizajes. 💜 💜 💜

Desde hace algún tiempo he tenido las necesidades de expresarte por escrito algunas cosas. Te conocí hace un poco más de la mitad de mi vida, llegaste de una forma violenta, cambiaste mi vida para siempre, a pesar de eso continué mi camino.
"Todo duele. Es como si te hubiera arrollado un camión, por dentro y por fuera. Mover el brazo, comer o beber agua es muy doloroso. También te sientes culpable; la familia te mira con recelo" ¹, dice Esteban —de 57 años— quien ha padecido epilepsia desde los 13.
Había transcurrido el tiempo. No me pregunté por qué, quizá porque mi nombre había sido bien elegido, un día decidí no tenerle miedo al mar ni a sus habitantes sumergidos y despedirme. Invité a cenar a mis antiguos amigos como hacía antes. Vinieron muy pocos. Si ella estaba delante o no, aleteando o ennegreciendo la vela con tinta de calamar, me daba igual. Les expliqué lo que había estado sucediendo en mi vida y, sin pretenderlo, las oscuridades del océano se quedaron allá lejos, en su profundidad. La soledad se ahogó. La tristeza cedió. Los míos me inyectaron seguridad con sus brazos y nos fuimos flotando y girando relajados como cigotos y plancton sin importarnos que infinitas posibilidades nos esperaban. (Mori, 2011, p. 53).
Hace 5 años pensé que te habías ido para nunca más volver, un año después volviste con fuerza, argumentaste que solo te habías ido de vacaciones, pero que regresaste porque querías compartir muchas cosas más.
En ese momento, en el cual decidiste regresar puedo decir con alegría que me encontraba en un momento más que especial de mi vida (había recibido unas palabras hermosas, me siento muy feliz aun al recordarlas). “Todo lo bueno tiene un tiempo, un inicio y un final”. Lo único que puedo decir es “Gracias” por ese tiempo especial. M.A.D.V
Después de tu regreso, mi vida volvió a cambiar, me enseñaste a las malas algunas cosas que había olvidado, en quienes puedo confiar y en quienes no, por ejemplo.
Algunos al saber de tu existencia expresaron “me bajo en la siguiente parada” y bajaron sin más, (ellos se perdieron de conocer quién soy en verdad, Valgo por quien soy, no por lo que tengo). “Que llegue quien tenga que llegar, que se vaya quien se tenga que ir, que duela lo que tenga que doler… que pase lo que tenga que pasar”. Mario Benedetti
Al mismo tiempo, me mostraste a personas que al día de hoy puedo considerar un tesoro en mi vida, quienes me han hecho participe de sus muchas alegrías, algunos se casaron, han formado su familia, nacimientos, graduaciones, en fin “A veces me cuesta encontrar algo por lo que sonreír y dar gracias… Pero no hay que parar hasta encontrarlo”. (Zuñiga, 2012)
Tal vez ustedes no lo sepan, pero me ayudaron mucho a levantarme del estado en el cual me encontraba después de tu regreso, mi compañera de viaje.
Lo más bonito que Ud. podría hacer por alguien que vive con epilepsia o alguna condición médica es hacerles saber que no importa qué, usted siempre estará ahí para ellos. Que su condición nunca va a cambiar la relación que tiene con ellos. Sé que sin duda hizo que mi corazón se hincha con tanta alegría y felicidad cuando escuché esto de mi familia y amigos más cercanos. Los que permanecieron leales y me aman sin importar, estoy muy agradecido por ellos. Todas y todos los días.
De igual forma, me han pasado cosas grandiosas: terminar mi Carrera Universitaria (Trabajo Social), y porque no realizar un posgrado, doctorado prepárate para allá voy, así mismo desarrollarme como profesional, con gusto diré como Trabajador Social, conocer otros profesionales a nivel nacional e internacional, hago mención especial de Licda Miriam Maldonado (Q.E.P.D) ejemplo de cómo debe ser un profesional de verdad, pero ante todo un ser humano, seguidamente hago otra mención para Licda Ingrid Higueros, quien al conocer mi condición siempre me brindó su apoyo y amistad de forma incondicional e igual me ha mostrado su profesionalidad y calidez como ser humano. “Gracias”
Epilepsia me has enseñado mucho. Epilepsia me has enseñado a no tener un solo momento por sentado. Para ser amable con todos los que conozco. Para ser desinteresado. Para tomar la vida con un grano de sal. Para acercarme a Dios. Para sonreír más. Para reír más. Para encontrar la alegría en las pequeñas cosas. Hablar positivo cuando se podía hablar negativo. Para ser bueno con uno mismo y con los demás. Podría seguir y seguir. Aprendo cosas nuevas todo el tiempo. Todos los días.
En la actualidad, laboro en un lugar maravilloso, muchos los llaman, me incluyo #familiaAgazzi, doy gracias a Dios, por permitirme compartir con los compañeros, estudiantes y padres de familia, gracias por cada momento compartido, actividades que muestran la grandeza de quienes integran esta familia.
A través de ti (epilepsia) me he topado con “profesionales”, (si es que así se les puede decir) quienes te han querido utilizar para manipularme, quienes se han dado la tarea de desprestigiarme (lo que dice Juan de Pedro, no habla mal de Pedro sino de Juan), pero bueno la vida se debe disfrutar. “No se preocupen, lo sé todo, son admiradores confundidos”.
A mi familia, no tengo las palabras suficientes para agradecerles todo su apoyo y fortaleza, mejor que ustedes, ninguno, me han impulsado y fomentado mi independencia, nunca han intentado detenerme o sobreprotegerme por mi condición, siempre presentes en cada momento de mi vida, creo que están acostumbrados a mi situación, a tu presencia mi inquieta compañera, ver el rostro de mi familia todos los días me impulsa a seguir adelante, después de una crisis, su sonrisa me ayuda a continuar a pesar del dolor físico que pueda tener, o el dolor emocional, que generas con tu presencia.
Especialmente debo de agradecer a mi Mamá: “Elsa Francisca Aquino Jiménez”, Dios me concedió la dicha de tener a la mejor Madre y todo lo que conlleva ese valioso rol.a mis hermanos y sobrinos por estar siempre conmigo en las buenas y en las malas.
También tengo que agradecer a mi perro (Klinyer, aunque no estés con nosotros), a mi gatita (Tita) cada vez que despierto siempre están pendientes de mí.
Estoy a un par de meses de comprobar si podemos vivir el uno sin el otro, o por el contrario debemos de convivir toda la vida. “Dicen que Dios da las peores batallas a sus mejores guerreros, creo que a mí me confundió con un Caballero del Zodiaco” ja,ja,ja
Finalmente, epilepsia, me demostraste la importancia de vivir el día a día, como si fuera el último, de dar el 100% “Nunca dejé nada para la vuelta” (Vincent Anton Freeman (Ethan Hawke) (Gattaca, 1997)
Me enseñaste a levantarme después de cada caída, “Tener el poder de creer y el coraje para nunca darse por vencido” Jiraiya, Naruto Shippuden, ser fuerte, crecer, tratar de comprender lo que la otra persona siente, apoyar a quien lo necesite, si se encuentra en mis manos con gusto lo haré.
Epilepsia, estas presente en mi vida, te tengo, pero tú no me tienes a mí.
Atentamente,
Marvin Aquino
Nota: a cada uno de ustedes, que se tomaron unos minutos de su tiempo para leer esta carta, “Gracias”.
Referencias:
¹ https://www.vice.com/es_mx/article/avm3vb/asi-se-siente-vivir-con-epilepsia
Mori, B. (2011). No me digas que no lo Cuente: Vivir con una Enfermedad Secreta: Epilepsia. Barcelona: NOvopint, S.A. Vincent Anton Freeman (Ethan Hawke) Gattaca. (1997). GATTACA. Zuñiga, N. (2012). ¿Te Casarías con una Persona con una Enfermedad? Recuperado el 31 de 03 de 2017, de Tu Lupus Mi Lupus: http://tulupusesmilupus.com/2012/07/23/te-casarias-con-una-persona-con-una-enfermedad/