Dahi nos cuenta su historia con la epilepsia, sus miedos, sueños y lo que fue aprendiendo a lo largo de los años: "Nunca permitiré que una sola crisis me quite la sonrisa ni la ilusión" 💜 😁 💜

"He tenido tiempo con ganas de escribir sobre esto. Ante todo voy a pedir disculpas si a alguien le cae mal algo de lo que yo pueda expresar acá, esto solo es mi sentir personal, comprendo que cada quien tiene derecho a sentir lo que quiere y como puede. Todo comienza desde el día en que detectan mi epilepsia, mi doctor me dice “si tú te montas en un autobús y comienzas a preguntar, te darás cuenta que todos padecen de algo, quien no tiene cáncer tiene diabetes, o insuficiencia renal, sida, o cualquier enfermedad venérea o lo que menos imagines; todos en el mundo actual sufren de algo, así que dale gracias a Dios que lo tuyo lo controlas con una pastilla”. Creo que aparte de que mi personalidad es bastante relax y tranquila, esto contribuyó bastante a mi percepción y actitud sobre mi enfermedad. Tengo crisis tónico clónicas generalizadas; sobre todo sino duermo o si me llega a faltar medicamento, o en días de mucho calor también es seguro (igual como ocurre con muchos de ustedes, supongo).
Pero el punto al que voy es el siguiente, jamás me he sentido triste, deprimida, acongojada, ni he deseado cambiar mi realidad. Nunca. Esta enfermedad me hace lo que soy hoy. He aprendido tanto con ella. Antes de ella creo que ni siquiera apreciaba la vida, ni la mía ni la de nadie. Hoy comprendo la falibilidad de cada una de todas las personas y sobre todo veo que Dios está siempre dándonos lecciones y respuestas. Es como decir que Dios selecciona el dedo más deforme que tengas en tu mano y justo en ese te hace un anillo a la medida, lo digo por esto: Yo; era un cerebro incapaz de poder olvidar NADA, ni las cosas más increíblemente absurdas, que aunque hubieren pasado eternidades podría haberlas recitado de memoria y sacar de un problema a cualquiera (como generalmente ocurría) o meter en un problema a cualquiera (como también ocurría). Yo, que mi vocabulario sobre todo al hablar, deleitaba hasta a los más académicos, y había trabajado yo mucho en ello, he leído mucho, desde niña no me gustaban los juguetes sino que mis juguetes eran los libros y mi hobbie siempre fue escribir. Son dos anécdotas ejemplo. Y Dios pone la epilepsia en mi camino. Ahora mi súper memoria es inexistente, nada más ayer por ejemplo, la clave de acceso de mi casa donde vivo y de la que entro y salgo todos los días, simplemente ya no pude entrar, la olvidé, como si nunca hubiese existido en mi memoria, ahora si no anoto las cosas corro un alto riesgo de que queden como inexistentes para mi. Y pues en las entrevistas de trabajo ya no me va tan bien, me veo muy básica al hablar, tengo períodos en blanco en los que me quedo buscando palabras y aunque mi currículum se pueda ver bien, creen que es información inventada ya que se contradice cuando me escuchan hablar.
Pero aprendí tanto con esto. Obviamente después de cada crisis me pasa lo mismo que nos pasa a todos, quedas desconcertado, adolorido, por lo general yo lloro, pero claro es por el momento.
Pero respecto de la enfermedad en general, en todo momento agradezco a Dios, porque jamás había crecido tanto, yo la vivo conmigo, ella es parte de mi, ella me ha hecho ver y comprender aspectos que no veía así como supongo que le ocurre a quien sufre racismo o persecución religiosa o a quien creció sin conocer a sus padres, se aprende a ver la vida de un color diferente.
A lo mejor ya no sale un léxico tan deleitante cuando hablo y se me olvidan muchas personas y fechas de cumpleaños, pero hoy me veo al espejo y me aplaudo porque se que hablar, algo que se ve tan sencillo y automático y no lo es, al menos a mi diariamente me cuesta bastante. Pero soy mejor ser humano que hace un tiempo y eso me hace feliz. Por eso no veo la epilepsia como un enemigo a vencer, se me hace un contrasentido decir que somos normales pero que estamos tristes o deprimidos por tener esta enfermedad, bueno al menos no me ocurre a mi, de hecho hoy soy más normal y humana que el ser frío e inmaduro que era hace muchos años. Nunca permitiré que una sola crisis me quite la sonrisa ni la ilusión.
- Dahi -