Walter Andrada Jr., MBA en ciencias de la informática, cuenta su experiencia en el trabajo y en la Universidad. Además, relata cómo tener epilepsia lo inspiró a desarrollar Neurosmart. 🎓 🎓 🎓

Alos 15 años descubrió que tenía epilepsia, pero no sabía que padecer esa enfermedad podría cambiar el rumbo de su vida. Walter Aranda Jr nació en Presidente Prudente, en el interior de San Pablo, pero vivió toda su vida en Alvares Machado, una ciudad de apenas 23 mil habitantes. Su infancia estuvo repleta de bromas en la calle con sus amigos y muchos primos. En su adolescencia, se tuvo que adaptar a los medicamentos y a lidiar con las crisis que la epilepsia le causaba.
Más tarde, el muchacho del interior que soñaba con ser médico se dio cuenta de que lo que le gustaba realmente era la informática. “Un poco antes de entrar a la universidad, entendí que quería trabajar con tecnología y comencé a buscar servicios relacionados con eso” recuerda. Walter estudió Ciencias de la Computación en Presidente Prudente. Iba y volvía todos los días a Alvares Machado. En la universidad tuvo dificultades por tener epilpsia. “El curso era integral, yo tenía poco tiempo para estudiar y algunas materias eran muy difíciles. Recuerdo bien una ocasión en la que pasé dos noches despierto estudiando y en el momento del examen tuve una crisis. No logré hacer el examen y el profesor me reprobó. Tuve que recursar la materia de Inteligencia Artificial”. Sin embargo no desistió y consiguió formarse con apenas un semestre de retraso respecto de la duración regular de la carrera.
"Recuerdo bien una ocasión en la que pasé dos noches despierto estudiando y en el momento del examen tuve una crisis. No logré hacer el examen y el profesor me reprobó. Tuve que recursar la materia de Inteligencia Artificial”.
Walter se formó y trabajó cerca de tres meses para una empresa de informática en Presidente Prudente. Luego, se dio cuenta de que necesitaba mudarse a una ciudad más grande para crecer en la carrera. Decidió irse a San Pablo a probar suerte. Consiguió trabajo en el área de telefonía móvil en Alphaville y vivía en una residencia para estudiantes en Vila Prudente. Conclusión: tardaba tres horas en ir y volver del trabajo. “Era muy molesto perder tanto tiempo en el transporte. No estaba acostumbrado a eso habiendo vivido toda mi vida en una ciudad chica”. Walter no tuvo opción que regresar al interior.
Después de un tiempo, sintió que necesitaba volver a San Pablo. Esta vez, decidió vivir en la casa de su tía. Consiguió un trabajo en la empresa XM Sistemas, empresa de software donde se desempeñó como arquitecto y desarrollador de telefonía móvil.
En 2014, Walter estaba a la búsqueda de algún curso para, según él, “subir un escalón” en su carrera. Por indicación de un amigo, optó por hacer un MBA en Arquitectura de Soluciones en la FIAP. “Era tranquilo, porque la FIAP estaba sobre la Paulista y mi trabajo también. Eso facilitó la logística del día a día”. Apenas comenzó a cursar el MBA de la FIAP, supo que podría desarrollar una start-up como trabajo de fin de curso, o Startup One.
El grupo de Walter decidió desarrollar algún dispositivo que midiera la frecuencia cardíaca de las personas. Pero esa idea cambió cuando Walter se fue a vivir solo. “Me mudé a mediados de 2014. Una noche, empecé a sentirme muy mal y no tenía manera de avisarle a nadie. Estaba en un estado que no me permitía agarrar el celular para contactarme con nadie. Gracias a Dios no me pasó nada, pero decidí que necesitaba hacer algo para ayudar a las personas que tenían el mismo problema que yo. No me parece justo que una persona no pueda vivir sola por el solo hecho de tener epilpsia”.
Fue así como Walter tuvo la idea de crear Wearhealth, que hoy fue rebautizado como Neuro Smart. El dispositivo monitorea los impulsos neurológicos del paciente en frecuencia normal y avisa a las personas indicadas, a través de un mensaje de texto, en caso de que haya un comportamiento anormal del usuario. Funciona como un electroencefalograma y mide los impulsos a través de cuatro sensores. El usuario se coloca el aparato en la cabeza y lo conecta por bluetooth al aplicativo. “Fue una forma que encontré de seguir viviendo solo, porque sé que si me pasa algo las personas que me pueden ayudar serán advertidas”. El grupo de Walter realizó un estudio de mercado y no encontró nada parecido. Consultaron con neurólogos, quienes vieron mucho potencial en el dispositivo combinado con el aplicativo. Durante la fase de análisis de las startups desarrolladas por los alumnos de MBA, el proyecto llamó la atención de profesores e inversores que participaron de los paneles.
“decidí que necesitaba hacer algo para ayudar a las personas que tenían el mismo problema que yo. No me parece justo que una persona no pueda vivir sola por el solo hecho de tener epilepsia”
El fundador, y actualmente emprendedor de Neuro Smart, ya consiguió algunas conquistas. Dejó su empleo en noviembre de 2015 para dedicarse exclusivamente al proyecto. Con la ayuda de Marcos Macedo, coordinador de cursos de MBA de la FIAP, consiguió presentar su idea a Nextel y al Hospital Albert Einstein, que se interesaron mucho en el proyecto y decidieron apoyarlo. El desarrollador también realizó una asociación con una startup de medicamentos naturales de Estados Unidos, OHM Sweets, que mostró interés en utilizar el dispositivo creado por Walter para monitorear el progreso de sus pacientes.
Los otros integrantes del grupo de estudio continuaron sus carreras. Pero Walter continúa en busca de inversores para poder cumplir su sueño. “Mis amigos siguieron su camino, pero el mío es insistir hasta concretar el Neuro Smart. Creo que tengo ese deber como arquitecto de soluciones, mi conocimiento debe ser usado para solucionar problemas. Principalmente porque puedo mejorar la vida de millones de personas como yo”, concluyó.
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Referencias: Traducción de la nota “O arquiteto das soluções”, FIAP, https://medium.com/hist%C3%B3rias-que-inspiram/o-arquiteto-das-solu%C3%A7%C3%B5es-ec967b3e3698#.a9rs8pw0q